jueves, 3 de octubre de 2013

Un año, un sueño

Hola familia.

Un año ya en Oslo. Sí, también seis meses desde que escribí la última vez. Pero vamos a lo que vamos. Un año desde que mi querida MJ y yo, esta sureña pareja de tarifeña y malagueño malaguita, comenzáramos esta locura de buscar nuestro futuro y nuestra vida en un país tan lejano, en absolutamente todos los aspectos, como es Noruega.

¿Cómo resumir tantísimas experiencias en tan sólo una entrada? Es técnicamente imposible, y menos para mi, que soy de extenderme extensamente, valga la rebuznancia. La densidad de vivencias es tal que juraría el tiempo ha pasado para nosotros como para nuestros amigos los perros, y que un año ha valido por siete. Pero voy a intentar quedarme con las pinceladas más llamativas, o al menos con lo primero que me venga a la cabeza.

Llegamos al aeropuerto de Rygge, el de Ryanair, el barato (el que es un tieso, es un tieso, qué se le va a hacer), con mucha ilusión pero a la vez con mucho miedo debido a la incertidumbre de aterrizar en un país del que no conocíamos nada. El día era lluvioso y frío. Sí, el clima no decepcionaba nuestras expectactivas. Nos recogió en el aeropuerto la persona que posibilitó esta aventura por encima de cualquier otra. Mari, gracias por todo. Y tras una hora de camino, llegamos a la que fue nuestra casa durante dos meses. Estos dos meses fueron realmente extraños y para nada fáciles. El choque cultural, la bárbara diferencia de precios y costes fuera para lo que fuese (productos básicos, ocio, cursos de idioma, transporte público, etc...), las dificultades para generar una documentación propia para buscar trabajo y el posterior proceso de búsqueda, sin conocer nombres de empresas, sin saber por dónde empezar a buscar. Y como esto un larguísimo etcétera. Pero la ilusión pudo con todo, y exactamente dos meses después de poner nuestro primer pie en Oslo, recibí una de esas llamadas que despertó en mi ciertas sensaciones que podrían equipararse a que te llamen diciéndote que te ha tocado la quiniela. Dos meses exactos y el 50% estaba conseguido. ¡Ya tenía trabajo!

A partir de aquí comenzó una segunda etapa que tampoco fue nada sencilla y en la que las emociones subían y bajaban cual montaña rusa. Yo tenía trabajo, pero el otro 50% de esta aventura seguía buscando su oportunidad. Tras un breve (brevísimo para mí) paso por España en navidades para recargar pilas, volvimos a Noruega con una decisión tomada. Nuestra aventura y nuestra vida tenían que seguir desarrollándose en un apartamento propio, para los dos. Así que me puse manos a la obra y conseguí encontrar un apartamento pequeñito y muy coqueto, de un dormitorio, en muy buenas condiciones y en una zona más que maravillosa al oeste de Oslo: Skøyen. Ahora mismo os escribo desde aquí, y a pesar de que nos veremos forzados a mudarnos a final de año, pues el dueño de la casa quiere venderla cuando termine nuestro contrato de alquiler anual, intentaremos no alejarnos mucho de esta zona, ya que la comunicación tanto para trabajar como para ir al centro es envidiable. Siguiendo con el hilo de MJ y su trabajo, su oportunidad se resistía. Sabíamos que no era para nada imposible, sabíamos que sus estudios, sus conocimientos, eran bien valorados aquí, incluso más que los míos. El ingeniero acústico es especialista en un campo muy específico y es muy difícil de encontrar por estos lares, a la par que es muy necesario en la industria petrolífera que tanto dinero genera al año en este país. Pero algo pasaba. Así que a pesar de varios rechazos, donde la principal barrera fue el idioma, llegamos a la conclusión de que MJ necesitaba una mejor preparación y un mejor nivel de noruego. Ella volvió a tirar de ahorros, esos que tanto sudor y esfuerzo le costó acumular en su último año en la universidad, alternando proyecto fin de carrera y tropecientas horas de trabajo en una tienda de ropa, e invirtió un dineral en cursos intensivos de noruego. Ahora, a toro pasado, puedo afirmar que ha sido la decisión más acertada de todas las que hemos podido tomar desde que pisamos este bendito suelo. Nunca jamás cejó en su empeño. Creía en ello, y la vida nos ha enseñado que si crees en algo y luchas por ello sin rendirte, las probabilidades de éxito crecen exponencialmente. Esta última frase... ni Jorge Bucay escribiría algo así, estoy que me salgo. Así que, tras tres meses luchando ella sola contra un muro como es el idioma, y enviando y reenviado currículums a empresas de su campo, pasando tantas horas sola en casa mientras yo trabajaba... llegó su momento. Ese bendito día en que esta pequeña empresa situada en Bekkestua la llamaba para ofrecerle un contrato. La alegría, inmensa, indescriptible. Comenzaba la tercera etapa: una vida normal.

Sí amigos, si es que no queríamos nada más. Una simple vida normal, en la que uno va a trabajar y luego vuelve a su casa, se cocina su comida, hace su vida, y los fines de semana sale a tomar algo y disfrutar de su juventud. Ella terminó sus cursos de noruego, y puedo asegurar que me lleva una ventaja abismal en lo que a nivel de noruego se refiere, ya que lo usa a diario en la oficina o dondequiera que le toque trabajar. Yo sigo trabajando en inglés en mi oficina y muy poquito a poco voy aprendiendo este inabordable idioma. Tuvo que ser también un día tres, en este caso mayo, cuando MJ comenzó a trabajar. Desde entonces, todo no ha hecho más que mejorar. Vivimos muy cómodos y somos muy felices. Una vez pasado el trámite más gordo, comienzas a hacer una mayor vida social, por lo que el abanico de amistades que hemos abierto no tiene límites. No hay día que no tengamos plan, y la vida social tiene un uno en mi lista de preferencias. Por cierto, y esto va especialmente para los españoles que "tan bien" han tratado en tantas ocasiones a los inmigrantes en España, especialmente a los latinoamericanos: no sabéis lo importante que es esta comunidad cuando uno pisa suelo extranjero. Mis mejores amigos aquí, actualmente, son mexicanos, hasta tal punto que en dos meses estaremos partiendo hacia Acapulco, México, porque uno de ellos se nos casa con una noruega encantadora (aunque a veces dudo que sea realmente noruega), y han tenido la amabilidad de invitarnos y así darnos la oportunidad de conocer su país y su cultura. También hemos conocido costarricenses y cubanos, todos encantadores. Además de muchísimos españoles, por supuesto. Y te unes a ellos más que a cualquier otro, ya que tenemos mucho más en común de lo que pensáis. Así que hacedme el favor de recapacitar.

Con respecto a experiencias, os puedo asegurar que, especialmente MJ, no para de viajar, aunque sea por trabajo. Ya se conoce una infinidad de localidades noruegas a todo lo largo y ancho del país: Spikkestad, Brevik, Ski, Stavanger, Haugesund, Bergen, Kristiansund... además de otras del extranjero como Le Havre, Innsbruck o Chamonix. En este aspecto le envidio mucho. Aunque no creáis que son viajes de placer; generalmente pisa sólo el aeropuerto para de ahí conectar con el helipuerto y volar a plataformas petrolíferas. En este momento en el que os escribo, ella está en su quinto viaje a plataformas, en la cuarta plataforma distinta. Y ya tiene unos cuantos más planificados. Yo también he tenido oportunidad de viajar a Ámsterdam con mi empresa a una feria internacional de tecnología de televisión y retransmisión, que es a lo que se dedica mi empresa. También hemos tenido diversas fiestas, y cuando se trata de festejar, el noruego medio no escatima en recursos. Mi empresa ha organizado un viaje a Trysil, estación de esquí al noreste de Noruega, con todo (borrachera incluida) cubierto por la empresa, también fiesta de verano, cena de navidad, y así un sinfín. Diversión y buen rollo a la vez que responsabilidad. Todo es compatible.
Respecto a mis experiencias personales, el deporte me ha proporcionado muchas de ellas. He conocido una maravilla de deporte como es el esquí de fondo, en el que combinas el deporte de resistencia, ejercitando todos y cada uno de los músculos de tu cuerpo, con velocidad, y sobre todo la posibilidad de conocer parajes naturales difícil de encontrar en otros puntos del planeta. Y, por supuesto, no se puede olvidar una de las cosas más bonitas que he vivido en mi vida. Hace menos de dos semanas, corrí, aquí en Oslo, mi primera maratón. Sí amigos, 42 kilómetros y 195 metros, corriendo y sin pararse. Cinco meses de duros entrenamientos, corriendo a todas horas por todos los rincones de la capital noruega, para al final alcanzar ese momento tan emotivo de cruzar la meta tras 3 horas, 54 minutos y 23 segundos de esfuerzo.

Al final me he extendido una barbaridad, como no podía ser menos. Y eso que me dejo en el tintero una cantidad ingente de vivencias dignas de contar. Pero el siguiente paso es dejar el blog y escribir una autobiografía, y no, ese no es el plan. Así que, gracias a todos por insistir y reinsistir en que volviera a escribir. Con esto me pasa como con hacer ejercicio, que cuesta tantísimo ponerse pero que tanto disfruta una vez realizado. Espero que hayan disfrutado y, para aquellos que aún anden con la ilusión de dejar atrás una situación cada vez más deplorable en España, y se planteen seguir nuestros pasos, ya sea en Noruega o en cualquier otro punto del planeta, les recomiendo, en primer lugar, que se lean el blog completo, leyendo con detalle todo por lo que pasamos en su momento; y en segundo lugar, que NUNCA JAMÁS renuncien a sus sueños, NUNCA JAMÁS pasen por alto que nos queda mucha vida por vivir y sobre todo NUNCA JAMÁS olviden que somos jóvenes... we are young



P.D.: No podía terminar un post como este, conmemorando un año desde que empezáramos esta aventura, sin adjuntar esta canción y este vídeo, que fue la auténtica banda sonora de nuestros primeros días en Noruega.

P.D.2: Viendo que no he puesto ni una mísera foto, os dejo una que salió hasta en periódicos en mi Málaga natal, del día que nuestro Málaga C.F. hizo historia y pasó a cuartos de final de la Champions League contra el Oporto. Vimos este partido en nuestro 'templo' para ver el fútbol, el Bohemen, en el centro de Oslo, e íbamos de esta guisa.


5 comentarios:

  1. ¡¡Cómo OSLO...habeis currao!!. (¿como se dice en noruego "quehkojonekillo"?).

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  2. Bonito resumen del año vivido y de las experiencias pasadas. La verdad que habeis tenido agallas para hacer lo que hicisteis hace un año.
    Vuestras vidas dieron un cambio radical: cambiasteis de país, empezasteis la convivencia y os alejasteis de vuestras familias y amigos. Un gran reto.
    OS QUIERO, SOIS UNOS VALIENTES.

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    1. Enhorabuena por vuestro primer año en Oslo, " OS LO MERECEIS".
      Un abrazo
      Kris

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    2. Enhorabuena por este año vivido, ojala mas de uno fuesemos valientes y estuviesemos preparados y tuviesemos ese inpetu que te lleva a salir corriendo de aqui buscando nuevas oportunidades y otra forma de llevar la vida, besos desde Málaga y que os vaya bonito

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  3. Muy buena entrada, Javier, un abrazo desde el otro lado del Atlántico.

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